La historieta y su historia
En la Grecia antigua, se desarrolló una extensa mitología poblada de dioses y semidioses. En otras épocas hallamos ángeles, demonios, brujas, vampiros... Es interesante preguntarse: ¿Cuál es la mitología de nuestra sociedad actual? ¿De dónde surge y cómo se mantiene viva? ¿Quiénes son los héroes y villanos que bullen en el imaginario colectivo?
Muchos de ellos surgen, precisamente, de la historieta, adquiriendo una personalidad propia e identificable.
En México los tirajes más altos de publicaciones corresponden a las historietas y fotonovelas. El interés por leerlas ha fomentado que gran parte de nuestra sociedad esté motivada para escapar del analfabetismo. Ni siquiera la televisión o el cine pueden enorgullecerse de alcanzar a una tercera parte de la humanidad, como lo hace la historieta.
La televisión y el cine han tomado los personajes de la historieta y les han dado vida como dibujos animados o como personas reales, aumentando así la fuerza imaginativa de la historieta. Se dice que el creador de historietas se convierte en cautivo de su creación, a la cual estará atado de por vida. En cambio, sus personajes adquieren vida propia y algunas tiras cómicas de gran éxito pueden ser continuadas por nuevos artistas. Así, parecen tener una vida eterna, más allá del común de los mortales.
La historieta consiste en una serie de imágenes y dibujos adyacentes, usualmente de arreglo horizontal (aunque eso ha cambiado recientemente), diseñada para ser leída como secuencia narrativa o cronológica. Por lo general se introducen palabras escritas dentro o cerca de las imágenes, aunque existen excelentes historietas sin palabras
La primera aparición de la tira cómica, tal como la conocemos, ocurrió en las páginas de los periódicos de Estados Unidos a finales del siglo XIX. Fue en 1894 cuando surgió la primera tira cómica continua. Al representar una secuencia de dibujos, el artista creaba la ilusión de una serie de eventos en orden cronológico, agregando así una nueva dimensión: el tiempo. Este avance fue tan significativo que durante los primeros 30 años de las tiras cómicas los creadores exploraron sólo las posibilidades de la comedia, sin darse cuenta del potencial de la historieta para contar narraciones dramáticas. Por esta razón, se quedó en inglés el término cómic, que subsiste hasta nuestros días, aun cuando los propósitos de la historieta son mucho más variados.
Como todas las formas nuevas del arte, al principio la historieta resultó muy burda. Así, inicialmente, las tiras cómicas fueron consideradas simplemente como ganchos para aumentar la circulación de los periódicos
Las primeras historietas estandarizaron el uso de los globos para contener el discurso de los personajes. Durante los años treinta se popularizaron los cómics de aventuras, las historias de detectives, el drama, la ficción espacial, la guerra y los superhombres.
En México, por supuesto, existen grandes exponentes de la creación de historietas. Entre los moneros mexicanos, como ellos mismos se definen, debe citarse al creador de La Familia Burrón: Gabriel Vargas. Esta historieta es muy representativa de las costumbres de nuestro pueblo y muestra claramente un contenido social y un propósito de concientización. Destaca también Rius, quien convirtió el género en vehículo de educación; ahora es imitado en todo el mundo y ha editado ya 85 libros. En la sátira política actualmente sobresale el jalisciense Trino, y son representativas revistas como El Chahuiztle y El Chamuco. Inclusive la pintora Marta Chapa ha incursionado recientemente en este género. Sin embargo, debe ser motivo de reflexión observar que la mayoría de las tiras cómicas o historietas que se encuentran en periódicos y revistas son traducciones de obras extranjeras.
El lenguaje de la historieta
El estilo artístico y el lenguaje utilizados por las historietas son distintos de los que se usan en cualquier otra forma de arte gráfico, ya que las tiras cómicas tienen un elemento adicional: deben contar una historia y por lo tanto deben reflejar el transcurso del tiempo. Cada cuadro de una tira cómica es un instante congelado.
La historieta ha desarrollado su propio código de comunicación con el lector. Al integrar espacio, tiempo, sentimientos y ambiente ha generado un lenguaje diverso y rico a través de las variadas posibilidades que presenta el propio medio impreso, tomando elementos de otros medios de comunicación, especialmente el cine y la televisión.
Con el montaje de las viñetas se estructura la narración. Para armar la trama se cuenta con dos elementos básicos: los signos icónicos y los signos lingüísticos. Los signos icónicos son todo lo que forma la imagen, es decir, el encuadre o forma de presentación de la viñeta, la disposición de la página, el formato y todas las figuras. Los signos lingüísticos están expresados por los diálogos, las reflexiones o pensamientos, las narraciones externas y las onomatopeyas. La tira cómica destaca la eficacia del lenguaje gesticular, es decir, de las expresiones mudas de los personajes —aun en los dibujos más sencillos— para comunicar sentimientos, emociones e ideas. Dentro de los signos icónicos, existen diversos tipos de formato, es decir, diversas formas de presentar las historietas: desde tiras sencillas hasta libros completos, que pueden ser verticales, horizontales, rectangulares o cuadrados. La forma de disponer y presentar las viñetas se llama diagramación. Para estas distribuciones, la historieta ha tomado del cine y la televisión las formas de manejo del tiempo y los encuadres y los ha recreado. Los cambios de color o de los trazos pueden indicar cambios en los momentos de la narración, los que también pueden expresarse variando la presentación del encuadre de la viñeta. Elementos cruciales son los personajes, y la historieta clásica comparte los estereotipos del cine y la televisión; de acuerdo con ellos, el tipo bueno debe ser alto y guapo, las heroínas delgadas y bellas, y los malosos, por lo general, son feos. Pero también existen personajes tiernos (aunque sean feos), cotidianos o totalmente imaginarios y surrealistas. A fin de cuentas, los personajes son lo más importante. Movimiento, perspectiva, iluminación, todo aquello que forme parte de la historieta nos ayudará a concebir al personaje: tanto su apariencia como su interior.
Es indiscutible que la historieta tiene un valor extraordinario para la educación. En primer lugar resulta un medio para la adquisición de conocimientos en procesos educativos no formales para gran parte de nuestra sociedad, y muy en especial para la población infantil.
Como se ha dicho, es uno de los géneros con más difusión en el país. Es notable cómo los niños prefieren siempre profusión de imágenes y colores en vez de la preponderancia del texto. Además, el interés de los niños en leer historietas es absolutamente genuino, e inclusive los que todavía no saben leer disfrutan de la historieta; ésta es una motivación que debe ser capitalizada por el educador. La reflexión y la lectura crítica de una historieta pueden ser herramientas valiosas de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
En segundo lugar, el maestro puede hacer uso de este medio, que se caracteriza por su extensa difusión y bajo costo, como herramienta de apoyo didáctico en sus cursos. En el proceso de educación para los medios, la historieta constituye un elemento excelente para la alfabetización visual, es decir, para aprender a leer y analizar imágenes.
A partir de los estudios de Jean Piaget, se establece que la visión infantil realiza un proceso sincrético. Esto significa que el niño percibe cada imagen como una visión global más o menos indiferenciada y agrupada. En este sentido, le resulta más fácil leer imágenes sencillas que presentan objetos de alto contraste y colorido. De aquí el gran éxito de las historietas y las caricaturas. Si además se trata de niños que no saben leer, encontrarán en la historieta una forma de comunicación mucho más accesible que cualquier otra.
La lectura de historietas exige de una gran imaginación, ya que los elementos son sumamente simples y se deja gran parte a la reconstrucción mental del lector. Este ejercicio es vital y sano para los niños. Las imágenes sin palabras pueden dar lugar a un sinfín de interpretaciones.
Dado que la comprensión de las imágenes es una capacidad natural que no necesita aprenderse sino sólo refinarse a través de la alfabetización visual, la historieta es un lazo con los niños de todas las edades. Aun los más pequeñitos pueden disfrutarla y aprender de ella. Los adolescentes pueden sentirse identificados con los personajes y el lenguaje. De hecho, algunos temas cuyo tratamiento genera cierta angustia pueden ser introducidos utilizando la historieta.
La historieta puede ser aprovechada exitosamente para aprender a leer imágenes y texto,
pero también para formar a los alumnos en el área vital de la comunicación humana. Mediante la modificación o creación de historietas los niños y adolescentes pueden aprender a expresarse y reafirmar al mismo tiempo sus conocimientos.
¿Cómo puede el maestro utilizar la historieta en el aula?
Dependiendo del objetivo que se plantee, la historieta puede motivar desde una lectura crítica y reflexiva hasta verdaderas creaciones originales. En el mercado actual de programas para computadora se venden paquetes para que los niños puedan diseñar e imprimir su propia historieta
Actividades para educación preescolar y primeros lectores (2 a 7/8 años)
Antes de que sepan leer, los niños de preescolar pueden desarrollar con la historieta la atención y la rapidez de observación. El mundo actual es un mundo de imágenes donde el niño se identifica a sí mismo y la historieta favorece su independencia del adulto.
En esta etapa, el llamado periodo preoperatorio, la inteligencia se prepara y se organiza para las operaciones concretas; aparecen el lenguaje y las imágenes mentales.
Todavía no pueden realizarse operaciones reversibles, es decir, las estructuras mentales son tan rígidas que el niño no puede imaginar como deshacer procesos.
Siguiendo el modelo de Piaget, se sugiere a continuación una serie de actividades didácticas con historietas, clasificadas de acuerdo con tres periodos: el periodo preoperatorio, el de operaciones concretas y el de operaciones formales.
Estas tres etapas corresponden aproximadamente a los niveles de preescolar, primaria y secundaria.
Si se trata de personajes y situaciones reales o imaginarios. Otra experiencia atractiva es presentar una historieta incompleta, pidiendo a los alumnos que diseñen el final. Si se toca el tema de la seguridad personal, por ejemplo, puede darse una secuencia de acciones que desencadenen un accidente para motivar la reflexión espontánea de los niños al respecto. También puede recortarse una tira cómica por viñetas y pedir a los niños que ordenen la secuencia en forma lógica y coherente; la clasificación y ordenación son fundamentales en esta etapa. El niño puede también identificarse con algún personaje y expresar sus sentimientos o estados de ánimo a través de los gestos del personaje. El maestro presenta en este caso una serie de gestos en dibujos para que el niño elija y describa sus propias sensaciones, atribuyéndolas al protagonista en cuestión.
El niño entra a la historieta por voluntad propia, dando el paso de lo concreto (la imagen) a lo abstracto (las letras). Aquí, los niños pueden empezar a reconocer palabras asociándolas a imágenes de las historietas; para ello el profesor puede solicitar que coloquen letreros con texto (mamá, papá, gato, etcétera) sobre la imagen correspondiente.
Actividades para educación primaria (De 7/8 a 11/12 años)
Durante este estadio del conocimiento, llamado de las operaciones concretas, las acciones
Interiorizadas del niño alcanzan el nivel de reversibilidad.
Los planteamientos exclusivamente verbales pueden resultarle difíciles de entender. El niño es capaz ahora de establecer clasificaciones, seriaciones y correspondencias. Aquí el maestro debe provocar que surja en el alumno lo que se llama conflicto cognitivo o desequilibrio mediante cuestionamientos cuidadosamente guiados, usando actividades exploratorias, manipulación de materiales, proponiendo preguntas y permitiendo que los niños respondan con sus propias palabras. El maestro debe cuidar que este conflicto cognitivo sea adecuado, es decir, que produzca inquietud en el niño, pero que no sea demasiado difícil o imposible de resolver para él. En esta etapa el niño usa ya representaciones simbólicas para los nuevos datos que aprende y los acomoda en forma de redes de información.
Por ello, en esta etapa el maestro puede pedir a sus alumnos que actúen como críticos de arte: ¿Les parece que la historieta está bien diseñada? ¿Son agradables los personajes? ¿Es interesante lo que sucede? ¿Es graciosa o dramática? ¿Es real o imaginaria? También es posible recortar y reordenar una historieta para modificar su sentido original.
Actividades para educación secundaria (11/12 a 14/15 años)
Durante esta etapa las operaciones mentales amplían su radio de acción, no limitándose ya a la realidad, sino extendiéndose a lo posible y lo hipotético. Esta etapa se llama de operaciones formales. Por otro lado, este explosivo desarrollo mental coincide con los procesos biopsicológicos de la adolescencia. El estudiante comienza a cuestionarse gran cantidad de planteamientos que han sustentado su vida sin mayores problemas hasta ese momento. La historieta puede ser un interesante vínculo de comunicación con el adolescente. No sólo para desarrollar sus procesos intelectuales, sino para explorar y construir su propia personalidad.
El adolescente es idealista y cuestiona ahora los principios abstractos: libertad, felicidad, igualdad, solidaridad... Esto sugiere infinidad de posibles actividades. En las historietas que manejan acciones violentas puede hablarse de derechos humanos.Las que tratan de médicos y hospitales pueden utilizarse para inculcar conceptos de higiene y salud. Los adolescentes pueden identificar estereotipos y conductas, pero no debe perderse de vista
que la historieta transmite siempre al lector una visión particular del mundo que debe ser analizada.
El trabajo en equipos para diseñar o modificar historietas puede ser, además de muy divertido, un recurso excelente para reafirmar los contenidos de las asignaturas, dando al adolescente el reconocimiento colectivo y el sentido de pertenencia que le es vital en esta etapa. Puede recrearse una historieta con cualquier motivo o argumento: desde el descubrimiento de América a los deberes de los ciudadanos mexicanos, desde las leyes de la física hasta propuestas de conservación del ambiente o de ecología.
También puede agregarse voz a las historietas. Las imágenes pueden ser proyectadas o convertidas en transparencias, de manera que los alumnos asocien voces y actúen las de los personajes, junto con los ruidos y las onomatopeyas. Pueden identificarse los códigos de la historieta. Las viñetas pueden recortarse para armar nuevos mensajes o para resumir lo más importante. La historieta puede ser incluso el guión de una obra de teatro.
De nuevo, como en todas las formas de la Innovación creativa, la variedad de usos y posibilidades de este recurso es infinita. No hay límites. Si se cuenta con la infraestructura
Adecuada y se desea combinar la historieta con otros medios, puede incursionarse en el
Campo de la fotonovela o puede video grabarse Lo que no debe olvidarse es que la historieta está permanentemente ligada al humor, a la diversión, al suspenso y al vivo deseo de encontrar un desenlace que cautive. El uso de la historieta en la educación exige ser fiel a estas características, conservando para siempre la mitología del cómic.
Profesora lUz:
ResponderEliminarMuy bien, sin embargo, serría muy ilustrativo si incluyera algunas viñetas relativas al tema.